No se hace necesario ir muy lejos o hacer una búsqueda exhaustiva para encontrar la belleza de la naturaleza a la vuelta de la esquina. Prueba de ello, es esta flor silvestre que encontré camino a clases a plenas seis de la mañana. La viveza de su color y su forma no solo me motivaron a tomar a esta foto de inmediato y con un resultado que me encantó, sino que fue un lindo regalo de la naturaleza para el resto de mi día. Esta flor representa esas pequeñas cosas de la vida que se pueden disfrutar al máximo y hacerlo a uno feliz. En la simpleza esta lo grandioso de nuestra existencia.
lunes, 24 de septiembre de 2007
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